Mientras siglos atrás no importaban los conocimientos sino el trabajo, la fuerza y el desempeño, hace ya tiempo que las personas dotamos de una especial importancia a la educación. Mediante esta, no solo somos capaces de conocer mejor nuestro mundo, sino que de una manera inconsciente, aprendemos a interactuar con él y con las personas que nos rodean, a afrontar las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida, y en general, nos forjamos como personas.
Pero hoy en día, gracias a una investigación realizada por la University College en Londres, conocemos que la educación es aún más importante de lo que pensábamos. Y es que los datos de este análisis revelan que el coeficiente intelectual es susceptible de aumentar o disminuir en la época de adolescencia dependiendo de la calidad y de los años de escolaridad. La prueba realizada en 2004 sobre sujetos de entre 12 y 16 años mediante test de coeficiente intelectual y resonancias, aporta que los cambios en el coeficiente intelectual están asociados a cambios en la estructura cerebral. Según confirma otro estudio realizado en la Universidad Oslo, a partir del análisis de los test de inteligencia que realizaba el ejército para formar parte del servicio militar, las generaciones con más años de instrucción poseían hasta 3,7 puntos más de coeficiente intelectual.
Además, el estudio inglés confirma la vinculación entre el desarrollo de unas capacidades concretas con zonas específicas del cerebro, es decir, que las comunes frases “yo soy de ciencias” o “yo soy de letras” están más que avaladas por la ciencia. Y es que por mucho que seamos capaces de desarrollar nuestras capacidades más allá de las que adquirimos de forma innata, la tendencia es que sepamos desenvolvernos mejor en un campo que en otro.
Al igual que nosotros, nuestros hijos también pueden encontrar obstáculos en su proceso de aprendizaje, que cada vez es más complejo y exigente. Su capacidad para solucionar las dificultades que se le interponen puede pasar a veces por generar deficiencias informativas o suspensos que pueden suponer un importante lastre en el futuro. La autosuficiencia de nuestros hijos es importante para que aprendan a valerse por sí mismos y a madurar, pero existen ocasiones en las que echarles una mano resulta vital.
La desmotivación estudiantil es uno de los factores que aumenta los índices de fracaso escolar, y muchas veces es originado por una carencia de apoyo por los padres y personas cercanas y por desconocimiento y dejación como consecuencia a un problema que el niño no es capaz de superar.
Por ello, además de la importancia de que desde la familia se fomente el interés por los estudios, puede resultar primordial, contar con un refuerzo en la realización de sus tareas y estudio. Si deseas contar con un profesor particular cualificado a domicilio, para cualquier curso o asignatura puedes contar con Interdomicilio Madrid. Con la mayor comodidad y confianza puedes contratar a un profesional que se adapte a tus exigencias y necesidades. Desde personal para primaria, secundaria, hasta bachiller, cursos formativos o universitarios y técnicos en campos más específicos es todo lo que Interdomicilio te ofrece.
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