Los efectos del verano en nuestros pies son patentes, especialmente al final de estos meses de calor, donde las patologías y el “sufrimiento” de nuestra base del cuerpo se acumulan. Y es que durante el verano, pocas cosas ayudan a que nuestros pies luzcan más sanos que nunca.
En primer lugar, uno de los causantes principales de la proliferación de problemas en los pies, y frente a la cual poco podemos hacer, es el calor. Con el calor, los vasos sanguíneos de nuestros pies se dilatan por lo que nuestros pies se hinchan y la piel se estira, lo cual puede llegar a causarnos sensación de molestia.
Por otro lado, otra de las causas de sufrir aún más los efectos del verano en nuestros pies es que no solemos utilizar el calzado más adecuado. Por un lado, encontramos multitud de sandalias que si bien son cómodas para ir a la playa, no son aptas para dar largos paseos. El exceso de utilización de un calzado mal adecuado, en esta y cualquier época del año, puede y suele traer consecuencias importantes en nuestros pies, aunque muchas veces tardías. Si combinamos el calor y sequedad con un calzado poco adecuado, las durezas no se hacen esperar.
Además de descansar, en verano encontramos muchas veces el momento óptimo para visitar lugares y darnos importantes caminatas, de nuevo con un calzado poco adecuado. En este sentido, no es la sequedad lo que hace empeorar el estado de salud de nuestros pies sino el sudor y reblandecimiento de la piel de nuestros pies, que suele acabar con la proliferación de ampollas y otros problemas.
El calor, también hace que la fricción sea peor y por ello, todos los que tratan de calzarse unos zapatos, comúnmente de tacón con uso común en invierno, verán encogidos de una manera excepcional sus pies. Si aún así, deciden andar bajo dichos zapatos, el resultado suelen ser también importantes ampollas.
Finalmente, otro de los efectos del verano en nuestros pies es la generación de hongos y es que según estudios recientes, el riesgo de padecer hongos y papilomas en verano se multiplica. Descuidar por tan solo un momento las sandalias en la piscina, la utilización de baños comunes en zonas turísticas y otros muchos escenarios son los que pueden generar la aparición de los microbios responsables de estas patologías.
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